Alcancé a vislumbrar
en una ladera
con mis ojos pequeños
en un frondoso nido
la transmutación
de un momento
en el asombro de su estela
obsequiado
por caricias otoñales
donde se desliza el viento
bajo los árboles costeros
de mi sendero sureño
desconociendo la causa
de su presencia y vacío
entre grises y bermejo
acuno en mí su travesía
con la ternura del momento
aunándole a la sabiduría
en el tinte de mis secretos
concatenando
entonces
su silencio
descubro en su cavidad
la música de su esencia
en el vientre universal
de todas las Divinidades
mostrándose vivas
en la nada y el todo
al alzar sus vuelos.
Rosa Torres Urra
Derechos reservado autora
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